¿Cómo se explica que un club europeo de clase media pague una cifra astronómica por un jugador de tan solo 21 años y con un año de experiencia? Está comprobado que el futbolista “canarinho” suele estar reñido con el éxito en una cultura diseñada para otro tipo de perfiles. El Everton ha confiado en el glorioso presente de un guerrero que salió victorioso de un pasado azotado por guerras cruentas.
Richarlison se crió en un ambiente no apto para cobardes. Cada día, en la favela de Nova Venecia, a 750 kilometros de Río de Janeiro, sorteaba la violencia con habilidad. La misma que utiliza, en la actualidad, para retar a sus adversarios en cualquier escenario de Inglaterra. “Mi vida pudo haber acabado en numerosas ocasiones por haber estado en el lugar equivocado. Siempre he elegido la opción más correcta y Dios me ha enseñado el camino para seguir afrontando nuevos objetivos”, espetó en una entrevista para la prestigiosa revista británica FourFourTwo. La ley del más fuerte se aplicaba con firmeza en su territorio. Siendo un adolescente, coqueteó con la muerte cuando un hombre le puso una pistola en la cabeza porque pensó que era un vendedor de drogas que ponía en riesgo su autoridad en su campo de acción. Muchos de sus amigos no corrieron la misma suerte. Las drogas fueron una tentación para sobrevivir en un lugar donde los sueños de poder prosperar eran prácticamente una utopía. Una opción muy lucrativa a corto plazo pero con un destino nada aconsejable como es la cárcel. La ruptura matrimonial de sus padres le posicionó en la disyuntiva de elegir con quién vivir durante su infancia. Sus cuatro hermanos decidieron emprender una nueva vida junto a su madre. Él se inclinó, con tan solo 7 años de edad, por recibir la protección de su padre y cumplir su sueño de ser futbolista profesional. Era su única escapatoria para poder salir indemne de un peligroso entorno donde su modus vivendi se circunscribía a la venta de helados y chocolate casero para ayudar, asimismo, a su progenitor. “Cada lunes corría 9 kilómetros para llegar a la escuela de fútbol y así poder entrenar, sin que me importaran las condiciones climatológicas. No quería hacer otra cosa”.
A los 16 años, su completa dedicación a un esférico tuvo una feliz recompensa. Su descubridor, Régis Felisberto Masarin -excompañero de Romario, Savio, Edmundo y Zico en el Flamengo- vio en él unas extraordinarias condiciones. Desde ese instante, dos clubes brasileños, Avai y Figueirense, le ofrecieron la oportunidad de realizar unas pruebas pero la felicidad en su rostro se tornó en lágrimas. No esperaba ser rechazado. Confiaba ciegamente en su destreza con un balón en los pies. Fue un golpe durísimo, incluso mucho más que los sistemáticos episodios de violencia que castigaron a sus más allegados. “Figueirense decidió no ficharme el día de mi cumpleaños. Estaba muy triste y pensé en abandonarlo todo”. Renato Velasco, su técnico en el Gazetinha y actual representante, fue quien le hizo despertar de dicha pesadilla tendiéndole su mano y abrirle así las puertas del América Mineiro, en Belo Horizonte, a 350 kilómetros de su hogar. No se lo pensó dos veces a pesar de sus exiguos recursos económicos. Fue una decisión arriesgada. En un hábitat donde se sintió un extraño. Sin embargo, no se arrugó e hizo historia en ese modesto club en tan solo cuatro partidos con la consecución del primer título en los últimos 17 años frente a su máximo rival, el Atlético Mineiro. Cerró el curso con 9 goles y 4 asistencias que posibilitaron su ascenso al Brasileirão.
No pasó desapercibido para los directivos y técnicos del Fluminense, quienes desembolsaron 3 millones de euros. Aun así, su club de origen realizó una jugada maestra reservándose el 50% del pase del jugador. «Es un chico serio que en el futuro va a dar muchas alegrías a Brasil. Estamos acostumbrados a descubrir jugadores y que otro equipo se aproveche. Esta vez será distinto. Ganamos ahora y ganaremos luego», aseguró su presidente Alencar da Silveira. En el Flu su inicio fue desalentador pero poco a poco se ganó la confianza de su entrenador con unos registros (13 goles en 26 partidos) prometedores entre el Cariocão y el Brasileirão.
Fuente: RomaPress
Europa era el siguiente paso para un futbolista cuyo proceso evolutivo debía adquirir otra dimensión. Inmediatamente entró en escena el Ajax. El club holandés apostó muy fuerte por Richarlison. Las negociaciones entre ambas partes estaban muy avanzadas e incluso el futbolista ya tenía el billete de vuelo con dirección a Ámsterdam. Minutos después, su teléfono sonó. “Mi traspaso al Ajax estaba prácticamente hecho pero recibí una llamada de Marco Silva. Finalmente cambié de idea porque mi gran sueño desde pequeño era jugar en la Premier League”. El técnico portugués le convenció para que se mudara a Watford. La noticia sentó como un jarro de agua fría en las oficinas de los ajacied. Marc Overmars, director de fútbol de la entidad neerlandesa, ofreció su versión: “Brasil es un mercado complejo porque muchos jugadores son propiedad de poderosos fondos de inversión. Cambian las reglas del juego constantemente y nosotros trabajamos de forma diferente. En Sudamérica es normal que los clubes tengan hasta el 30% de los derechos del jugador. El Ajax no quiere cooperar en ese tipo de transacciones, sería perjudicial para nosotros”.
Silva se enamoró de sus virtudes y convenció al propietario, el italiano Gino Pozzo, para que invirtiera en su contratación. “Es un jugador que puede ayudarnos, es bueno, hará que nuestro equipo sea más competitivo. Como jugador es rápido, fuerte y muy bueno técnicamente. Puede jugar en las tres posiciones de ataque, también puede marcar goles. Además, posee el talento único para dejar atrás a los defensores, y con la aplicación correcta puede llegar a lo más alto». Los hornets no solo pagaron una importante cantidad de dinero (poco más de 11 millones de libras) por un jovencísimo e inexperto delantero, sino que también aceptó incluir una cláusula por la que el Fluminense recibiría un 10% de un futuro traspaso a otro club. A pesar de no pronunciar ni una sola palabra en inglés, su adaptación al fútbol británico ha sido muy rápida y ha llamado la atención de los supporters del norte de Londres tanto por su calidad como por su velocidad. Sin embargo, lejos de los terrenos de juego reclamaba ayuda por sus continuos problemas con la alimentación: “Llegué a perder 5 kilos porque en el hotel donde me hospedaba solamente comía hamburguesas. Mi agente y su esposa decidieron venir a vivir conmigo y nos mudamos a una casa. Desde ese momento, empezamos a comer arroz y alubias. Asimismo, descubrimos a un carnicero brasileño que importaba carne del sur de mi país y que se utiliza para las barbacoas”.
Las exigencias físicas en un campeonato que no ofrece ninguna tregua no le permitían dejar al azar cualquier aspecto inherente a su estado corporal. Pese a ser un futbolista liviano -no alcanza el 1,80 y apenas pesa 70 kilos-, es muy valiente y no se arruga en los choques. En los aledaños de Vicarage Road empezó a curtirse como profesional. “Los entrenamientos en Inglaterra son duros. Tus compañeros no dejan que te relajes. Cada vez que toco el balón salto porque sé que van a dejarme algún que otro recado”. Su fortaleza mental ha sido crucial para afrontar con garantías los primeros meses de su primera experiencia europea. Los lusófonos le han arropado, sobre todo el portero Heurelho Gomes, quien le ha llevado en coche a entrenar todos los días y le ha ayudado en cualquier situación comprometida que pudiera encontrarse en una ciudad con más de 8 millones de habitantes. Incluso sus compatriotas David Luiz y William, ambos jugadores del Chelsea, se han comprometido en facilitar su estancia en la capital inglesa.
Fuente: Liverpool Echo
En enero sufrió un revés deportivo. La persona que le brindó la oportunidad de brillar en la mejor liga del mundo fue destituida de su cargo. Fue un shock. Su rendimiento se resintió y hubo un notable receso en cuanto a su proyección. Su relación con Silva la resume con estas palabras: “Le conozco muy bien, sé cómo trabaja. Me desarrollé muy bien con él, hice un muy buen trabajo y algún día creo que esta experiencia me podrá ayudar para ser seleccionado con Brasil». Lo que jamás pudo imaginarse es que seis meses después se reencontraría con su valedor en el norte del país. Marco Silva va a liderar el nuevo proyecto del Everton para la próxima temporada y ha convertido a Richarlison en su piedra angular. La ambición de los toffees se ha proyectado a través de una colosal inyección económica ordenada por el mandamás iraní Farhad Moshiri. Un total de 40 millones de libras en un jugador que se caracteriza por su bisoñez pero con las suficientes credenciales para poder compararse con las grandes estrellas de su nación. “Las cosas que hace me recuerdan a Ronaldo cuando era joven. No estoy diciendo que pueda llegar a ser tan bueno como él pero tiene algo especial y que muy pocos pueden presumir. Si su entrenador puede pulir a este diamante en bruto…”. Estos elogios salieron de la boca de Jamie Redknapp, experimentado comentarista de Sky Sports y que destacó durante casi una década en el Liverpool. El protagonista de esta historia no pudo ocultar su alegría y sus ganas por iniciar otra aventura: «Quiero tener mucho éxito con mi nuevo club. Pienso que es muy importante para mí estar con Marco Silva de nuevo. Aprenderé más como jugador, quiero crecer y desarrollarme aquí. Han tenido fe en mí y voy a intentar devolver su confianza, demostrando en el campo el porqué de mi fichaje».
Fuente: VAVEL.com
Hace tiempo que Brasil no produce un ‘9’ de la magnitud de Romario o Ronaldo. Ni siquiera del nivel que llegó a alcanzar, con cuentagotas, Adriano. Quizá podamos ser testigos de una de las grandes sensaciones del fútbol mundial en los próximos dos lustros. ¡Quién sabe! Por lo menos emociona saber que Richarlison reúne las dos principales características de los jugones de su generación: movilidad y versatilidad. Un tipo precoz y escurridizo capaz de driblar a sus rivales con la misma facilidad que esquivaba las balas de los narcotraficantes en la favela donde comenzó a forjarse un porvenir.
Creado por Maikel Tapia (@tapia_maikel)