La noticia de la oferta de compra del estadio londinense hecha por un multimillonario norteamericano ha provocado un seísmo que podría causar daños irreversibles en la sociedad británica. Todavía no se ha hecho efectiva dicha operación, pero el acuerdo parece que puede sellarse inminentemente. El dinero habrá ganado la batalla al romanticismo en la “tierra prometida”.

Que el recinto más emblemático del fútbol inglés, y quizás del fútbol mundial, tenga un nuevo inquilino ha suscitado una gran polémica en Gran Bretaña. No se conocen los detalles sobre los efectos que produciría la venta del estadio, propiedad de la Federación Inglesa (la archiconocida FA) a través de la empresa Wembley National Stadium, pero ya se han alzado algunas voces críticas. “No vendan Wembley. Hagan lo que hagan, no vendan Wembley. 70 millones de libras es una miseria para los clubes de primer nivel de nuestro fútbol. Y es una miseria para el Gobierno”, clamó el exinternacional inglés Gary Neville y en la actualidad un reputado comentarista en la prestigiosa Sky Sports. Las cifras a las que hace referencia el de Bury se podrían destinar, anualmente y durante un período determinado, a la promoción del fútbol y al desarrollo de infraestructuras de fútbol amateur. Y es que el propósito de la FA es poder construir hasta 1.500 campos de fútbol de césped artificial por todo el país.

el-amigo-de-florentino-que-espera-al-real-madrid-en-su-primera-visita-a-wembley.jpgFuente: El Confidencial

Shahid Khan, multimillonario paquistaní y con nacionalidad estadounidense, ha realizado una jugosa oferta por este icónico estadio, inaugurado en 2007 en el mismo espacio donde se erigía el estadio original del mismo nombre y con capacidad para 90.000 personas, y que oscilaría los 600 millones de libras (685 millones de euros). Una cantidad que podría paliar las apreturas financieras de una federación que aún debe alrededor de 130 millones de euros a las instituciones públicas que ayudaron a pagar su construcción y que supuso un costo de 860 millones de euros, aunque los sobrecostes inflaron esa cifra. Además, podría seguir comercializando los palcos y gestionar asimismo el lujoso Club Wembley, escenario de cenas y eventos del propio recinto, lo que aumentaría la oferta en 350 millones de euros.

La primera aparición de Khan en Inglaterra fue hace cinco años, cuando acordó comprar el Fulham a su homólogo, el egipcio Mohamed Al Fayed, por unos 150 millones de libras esterlinas. Fue su carta de presentación en un país con unos ingentes beneficios fiscales para los más adinerados. Según la revista Forbes, cuenta con una fortuna estimada en más de 8.500 millones de dólares. En el mundo de los negocios, desde hace cuatro décadas dirige su propio negocio, la multinacional Flex-H-Gate, con 62 factorías y 24.000 empleados. También es el propietario de un yate de casi 100 metros de eslora que tardó seis años en ser construido. Su inversión en el deporte fue tardía y comenzó en 2011 cuando intentó liderar infructuosamente a los St. Louis Rams de la NFL. Llegó a un acuerdo para hacerse con el 60% de las acciones, pero se topó con Stan Kroenke, dueño de gran parte del accionariado del Arsenal, quien ejerció su derecho preferencial como accionista minoritario y así hacerse con el control mayoritario de la franquicia norteamericana. Un año después adquirió los Jacksonville Jaguars, convirtiéndose en el primer miembro de una minoría étnica en comprar un equipo de la NFL. El empresario tiene relación con la FA desde que los Jaguars empezaron a jugar en Londres en 2013. La posible compra de Wembley alimenta, incluso, las opciones de un traslado de dicha franquicia a la capital inglesa. Ante esta hipótesis, los cimientos del fútbol anglosajón han empezado a temblar por la amenaza que supone para acontecimientos de una enorme tradición y con un gran poder de convocatoria como son las semifinales y la final de la FA Cup o los playoffs de ascenso a la Premier League. “Wembley es un gran estadio y queremos configurarlo para celebrar la Super Bowl y las finales de la Copa Mundial. Nos encantaría que partidos de Inglaterra y finales de Copa se jugasen allí, ese es el ADN. Queremos mantener viva su imagen. Francamente, eso es lo que le da valor a Wembley”, afirmó con determinación Khan. Desde 2007, el denominado “el templo del fútbol” ha acogido 23 partidos de la NFL. Desde la pasada temporada, el Tottenham Hotspur disputa sus encuentros en el recinto ubicado en el norte de Londres hasta que finalice la construcción de su nuevo estadio. Incluso el Chelsea baraja la opción de ubicar su centro de acción en Wembley por la remodelación de Stamford Bridge.

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Los más tradicionalistas se niegan a creer que uno de sus símbolos pase a manos de un particular sin una estrecha vinculación al país. Martin Glenn, el mandamás de la Federación Inglesa, trata de calmar los ánimos ante las críticas recibidas alegando motivos puramente económicos y de desarrollo: “Recibir una oferta por Wembley no constituye una traición. No se trata de vender el alma de nuestro deporte o el acto desesperado de una organización desesperada. No tenemos la necesidad de vender. No merece la pena asustarse. Lo que tenemos es simplemente la oportunidad de beneficiarnos de una suma sin precedentes para invertirlo en el fútbol amateur”. También hay posiciones discordantes dentro de la propia entidad como manifestó Brian Adshead a Sky Sports News: “No todos los miembros del consejo están en la misma onda. Debemos seguir siendo propietarios del estadio. Podemos continuar encontrando dinero para el fútbol manteniendo Wembley”. Una voz autorizada, Gordon Banks, campeón del Mundial de Inglaterra en 1966, se pronunció al respecto en el diario sensacionalista The Sun de forma contundente: “La FA debería haber pensado más en lo que están haciendo y asegurarse de mantener Wembley en sus manos. Wembley es especial. La FA está equivocada. No creo que deba venderse. Es un error que Inglaterra tenga que jugar lejos de Wembley mientras un equipo de fútbol americano juegue allí en otoño. Wembley, como estadio, hace que el país se sienta orgulloso de su fútbol». El hecho de que los Three Lions tengan que disputar sus envites en el exilio también preocupa a Martin Samuel, reconocidísimo columnista del Daily Mail: «La FA piensa que es una cuestión de dinero. No lo es. Tiene que ver con los sueños. Nadie creció soñando jugar contra Eslovenia un miércoles en Watford o contra Costa Rica un jueves en Leeds. Wembley es el Santo Grial. Es el corazón y el alma del fútbol inglés. No importa lo que valga, si la selección es desalojada de su hogar, será un mal acuerdo».

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Wembley está en el corazón de Gran Bretaña, está considerado una joya y es parte sustancial de la historia del fútbol inglés. Subestimar la tradición y la cultura de los inventores de este deporte sería un sacrilegio de consecuencias devastadoras. Las nuevas generaciones no pueden ser testigos de un cambio tan profundo. Sin ninguna duda, las raíces deberían permanecer intactas.

Creado por Maikel Tapia (@tapia_maikel)

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