El discurso del técnico argentino empieza a cansar al mundo del fútbol. Repetido mensaje que amplifican todo y cada uno de los miembros del equipo. Los datos caen por su propio peso.

 

“Que no hace ostentación de sus cualidades o de sus éxitos. Que cuenta con pocos medios o recursos económicos”. Es alguna de las definiciones que nos da la RAE al término “modesto”. Hoy en día se suele utilizar a menudo la falsa modestia, es decir, el no aludirse los éxitos y mostrar los pocos recursos con los que uno cuenta, cuando en realidad sí se cuenta con todo ello. Y con el objetivo de que la gente hable bien de ti y convertirte en la víctima de sus argumentos.

Técnica de debate, frecuentemente utilizada en la retórica y muy útil para el populismo, tan visto en los últimos tiempos. Ejemplo lo podemos encontrar en el Cholo Simeone y su discurso victimista desde que aterrizase en el Vicente Calderón. Y con el cambio al Wanda Metropolitano, hemos podido ver como la falsa modestia sigue latente en cada rueda de prensa del técnico argentino.

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Ni ganar una liga ante el duopolio FC Barcelona-Real Madrid, ni llegar a dos finales de la Champions League, han sido motivos suficientes para cambiar la mentalidad de Simeone. Bueno, más bien, la mentalidad siempre ha sido la misma, pero debería haber cambiado el discurso, algo que sigue sin hacerlo.

Partido a partido. Eslogan que se apropió y que fue la piedra angular de ese Atlético de Madrid campeón de liga y casi de Europa (hasta el 93 y Sergio Ramos). Una temporada después, la gran inversión que exigió para continuar en el club de sus amores, tampoco hizo que cambiase su idea.

Sus pensamientos eran traspasados de forma telemática a todos los miembros de sus equipos. Como si de una abducción se tratase, cada uno que entraba por el Manzanares, iba recitando la poesía que el argentino inculcaba a sus guerreros.

Y la rueda de prensa era el sitio ideal para ello. A cada pregunta, cada inquietud y cada problema que podía aparecer, siempre la misma respuesta… partido a partido. A ello, le añadió el “es imposible competir contra el Real Madrid y FC Barcelona” o “nuestra liga es el tercer y cuarto puesto”. Tópicos que surtieron efecto la primera vez, y la segunda, y la tercera… y hasta el día de hoy.

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Hasta en una crisis de identidad vivida la temporada pasada, pudo usar los mensajes como si de un escudo ante el enemigo se tratase. Tras caer apeado en la fase de grupos de la Champions League y quedar eliminado en Copa del Rey, le vino como anillo al dedo su discurso para demostrar que lo anterior estaba por encima de sus posibilidades. Pero que no te engañen, porque tras fracasar en la 17-18, han vuelto a gastar y a gastar. Y han vuelto a su identidad de juego tan característica. Había dos opciones: asumir el fracaso o verlo como un éxito de un equipo pequeño. Está claro que discurso escogería el modesto… por lo que año tras año, Simeone seguía abduciendo al personal.

Porque tras ser uno de los equipos que más gasta en fichajes de la liga española, volvió a repetir el mensaje de que es imposible competir contra los dos grandes. Preparó la Supercopa de Europa a conciencia. Para lo que alguno era un partido más o un torneo menor… para Simeone era la oportunidad de revancha, de acabar con el mito del Real Madrid y las finales europeas.

Y lo consiguió… se vio un equipo con un ritmo más alto, más enchufado y sabiendo a lo que jugaba. Apretó los dientes, arriesgó y salió ganando y arrasando ante el eterno rival de la capital. Dominadores en la mayor parte del encuentro, justo vencedor y justo SuperCampeón de Europa.

Ahora afronta la temporada 2018-19 con una de las mejores plantillas del Atlético de Madrid de toda su historia. La mayor inversión nunca antes recordada en el club colchonero, dejando a un lado la gran inversión realizada en el Wanda Metropolitano. Simeone tiene una plantilla con fondo de armario, para poder luchar por todos los títulos.

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Ahora bien, veremos si sigue con su falsa modestia o de una vez es exigente con él mismo y dice en público la verdad: tienen la obligación de competir por todo. El miedo al fracaso o la comodidad de sentirse como pez en el agua entre la “no-exigencia”. El tiempo nos dirá lo que pasará, aunque ya puedo adelantaros lo que hará Simeone: seguirá con su discurso basado en la falsa modestia y la presión para los rivales.

Pero un consejo para el Atlético de Madrid y su entrenador: fuera la falsa modestia. Y bienvenidos a una nueva era. Una etapa en la que el club colchonero entra en el salón de la fama del fútbol europeo. Puede y debe competir contra todo y contra todos. Y hay que estar orgulloso de ello. El Atlético de Madrid se encuentra entre los grandes del fútbol español y debe mirar de tú a tú a ese duopolio anticuado.

No vendan humos y sean realistas, será mejor para todos. Simeone, no temas al fracaso. Es parte del juego. Unas veces se gana y otras, se aprende.

Creado por Sergio Varo (@srgvaro)

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