Su carrera ha estado salpicada por conflictos que han ensombrecido su buen gusto por un juego que él mismo ha diseñado para lidiar voluntaria e involuntariamente con adversarios proyectados como enemigos. En Inglaterra, Marcelo Bielsa no tiene otra alternativa que la convivencia para poder asociarse al éxito.

¿Qué hace un excéntrico rosarino en una ciudad con una extraña mezcla de casas victorianas y de edificios antiguos que la impregnan de un cierto aire nostálgico y triste? Su locura le ha transportado a una de las cunas del fútbol, donde el balón rodaba a una velocidad de vértigo en el siglo XX entre industrias vinculadas al carbón, el hierro o el sector textil. Leeds es un lugar peculiar. Localizado en el condado de West Yorkshire, no atrae ni su estética ni el tabernario comportamiento de una parte de la población. Sin embargo, es el escenario ideal para impregnarse de la historia y tradición de uno de los clubes ingleses con los capítulos más apasionantes que jamás se hayan escrito. Una trayectoria que entronca con la mística. Indefectiblemente, la nostalgia siempre hace acto de presencia cuando sus fervientes supporters se acercan a Elland Road y bordean la estatua de Don Revie, aquel metódico y controvertido técnico que logró forjar en los años sesenta y setenta un equipo de leyenda. El club necesita urgentemente un revulsivo. Alguien que lo rescate de la extensa travesía en la competitiva ELF Championship (Segunda División). A Marcelo Bielsa siempre le sedujo la idea de aplicar su filosofía en Inglaterra. Puede ser el reto más fascinante de su carrera. “Estoy en un lugar más grande del que merezco”, apuntó el argentino después de estampar su firma en un contrato de dos años que le reportará una generosa cuantía económica (seis millones de euros netos por temporada). “Solo esperaba el proyecto correcto”. El Loco se convierte en el decimocuarto inquilino en seis años y medio del banquillo del Leeds United.

bielsa-dee3d0536e0601787de79e1f83e09d9c-1200x600.jpgFuente: Publimetro

El anecdotario en su curriculum roza lo bizarro y surrealista. Es un tipo meticuloso, capaz de exasperar a la gente que le rodea a diario con su extraño proceder y sus enrevesadas interpretaciones futbolísticas. Es el universo de Bielsa. “Me gusta más el protagonismo que la especulación, el campo contrario que el propio, atacar que defender y correr el riesgo de hacerlo en espacios reducidos y tener que ir hacia atrás en campo abierto. Apuesto más por jugadores creativos que de otro perfil y acepto los riesgos de la circulación progresiva del balón. Pero a cada una de mis afirmaciones hay una posibilidad antagónica que entiendo que es absolutamente válida. No criticaría jamás ni la salida larga del balón, ni la especulación, ni esperar y contraatacar o privilegiar la rudeza sobre la creatividad”. Su equipo ha comenzado la temporada de forma fulgurante. Gana, golea y su fútbol embelesa (3-1 al Stoke City, 1-4 al Derby County y 2-0 al Rotherham). Los aficionados empiezan a soñar con el ansiado regreso a la Premier League. Están tan emocionados que le han puesto un nuevo apodo: El Padrino. Y se basan, principalmente, en su estilo de comunicarse con los medios: frío y pausado. El idioma está siendo su gran obstáculo, pero no se arredra ante las dificultades. Al contrario. Se enfrenta a ellas con vehemencia. “Tengo que decir que mi inglés es malo, me sentiría avergonzado si me escuchara hablar en esta lengua. Pero lo voy a mejorar, quiero mejorarlo”. Afortunadamente para sus intereses, se apoya en un traductor para transmitir sus mensajes. Sus ruedas de prensa causan una gran expectación y su gran aliado debe esforzarse en traducir con precisión su complejo ideario. Recientemente se disculpó con él públicamente por la excesiva duración (82 minutos) de su exposición.

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En Marsella, durante un año, dispuso de tres traductores y se vio envuelto en algún episodio abrupto. En Lille también chocó con otro. “Es complicado lograr su confianza. Es cerrado y muy inteligente”, explica Franck Passi, un entrenador francés y exjugador del Compostela que estuvo con él en ambas experiencias galas. Tras su primera victoria liguera fue protagonista de otra escena esperpéntica en la zona mixta. Los micrófonos de Sky Sports expusieron una situación que no tiene desperdicio. El sudamericano escuchaba atentamente las preguntas del periodista, después al traductor que se las trasladaba en castellano, luego respondía en castellano al traductor sin mirar al periodista, después el traductor le traducía su propia respuesta al inglés y era finalmente Bielsa el que, esta vez sí, miraba al periodista y le respondía en inglés. La cadena británica no había experimentado una situación tan extravagante durante décadas. Nunca se sabe por dónde va a salir. Para lo bueno y para lo malo. No es la última peripecia de un personaje que está constantemente en el ojo del huracán. Lo que es evidente es que ha caído en estado de gracia en una ciudad que respira fútbol en cada rincón. La acción más asombrosa de su corto recorrido en la cultura anglosajona ha calado hondo en la sociedad de Yorkshire. No es nada habitual que jugadores profesionales, con grandiosos salarios, dediquen tres horas de su tiempo a recoger basura del campo de entrenamiento. No fue un ejercicio voluntario sino una imposición de su jefe para que entendiesen lo duro que debe trabajar un aficionado de su equipo para poder pagar una entrada por un partido. Un importe que cuesta un mínimo de 29 libras (32 euros) y que el propio Bielsa ha calculado que esto equivale a tres horas de trabajo. ¿Es Marcelo un gurú capaz de guiar a los suyos hacia el éxito? Si no se le cruzan los cables, indudablemente lo conseguirá.

Su historial le afea el presente. Y mucho más su futuro. Sus ciclos de trabajo en los nueve equipos por los que pasó fueron cortos. Algunos no tuvieron prólogo como sucedió en Roma hace un par de temporadas. Firmó con la Lazio y un día antes de comenzar la pretemporada renunció a su cargo. El motivo fue su desacuerdo con los directivos, ya que no concretaron las siete incorporaciones que habían apalabrado. Incluso los italianos le amenazaron con llevarlo a los tribunales. Otro de los episodios kafkianos en su etapa como entrenador se produjo en Bilbao. Al inicio de su segundo año al frente del Athletic se encaró con el máximo responsable de las obras de remodelación de Lezama. Consideró que estaban mal ejecutadas, poniendo en entredicho a la empresa constructora y provocando una crisis institucional de grandes dimensiones. Se denunció a sí mismo por dicha acción y un día después el club emitió un comunicado desacreditando a Bielsa y pidiendo disculpas a la propia empresa. El técnico lo consideró una traición. Todo esto desencadenó una serie de acontecimientos y reuniones que casi provocó un estallido en el argentino.

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Francia lo recordará por el juego exhibido en Marsella. Consiguió revitalizar a un grande venido a menos. Este hecho le valió un contrato en Lille con el objetivo de lograr un billete para jugar alguna competición europea. El experimento resultó fallido. Su salida del club fue traumática. Le despidieron fulminantemente días después de que realizase un viaje para despedir a su amigo Luis Bonini (expreparador físico suyo en la selección chilena y en el Athletic de Bilbao) porque luchaba contra una enfermedad. Finalmente, Bonini murió. Bielsa señala ese pasaje como el más triste de su carrera: “Me dañaron la autoestima”. No quedó ahí la cosa. El rosarino ha demandado económicamente a la entidad francesa. Ha pedido 13,6 millones de euros por salarios y 5 millones por daños y perjuicios. Este montante podría dejar a Lille en la quiebra.

Una de sus primeras salidas tumultuosas de un club se produjo hace 20 años cuando dirigió al Espanyol. Era su estreno en Europa. Duró muy poco porque se amparó en una cláusula para entrenar a la selección de su país. Sin duda, genio y figura. Siempre ha sido un personaje receloso de su trabajo y obsesionado con la confidencialidad. Durante su época como entrenador de la selección de Chile llegó a clavar maderas la noche anterior a uno de sus entrenamientos para evitar el intrusismo de los periodistas. Pero uno de los más sonados aconteció en el Mundial de 2010 cuando un fotógrafo estaba ejerciendo su trabajo en un espacio no habilitado. Su ira hizo que suspendiera una rueda de prensa. Además, fue uno de los pioneros en Argentina en la utilización del vídeo. En el Mundial de Japón y Corea de 2002 ordenó llevar 7.000 vídeos cuando era el responsable de la albiceleste y también mandó instalar un reproductor en una furgoneta para ver el entrenamiento que su equipo acababa de terminar de regreso a casa. Uno de sus ayudantes se encargaba de conducir mientras Bielsa visualizaba la calidad del entrenamiento que había acaecido hace apenas unos minutos.

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Por primera vez en sus casi 30 años como entrenador dirige a una institución en Segunda. Considera que está en un club superlativo, en una ciudad donde pueda curar las heridas de su último y nefasto paso por Lille. “Leeds, como expresión popular, se corresponde con los sentimientos que a mí me estimulan”. El ascenso es el objetivo prioritario para los dirigentes de la entidad británica, encabezados por el presidente italiano Andrea Radrizzani. El rosarino comparte este pensamiento en un tono mucho más reflexivo. «Prometer cuando no hay certezas es una imprudencia. Es imposible no soñar con subir de categoría. Lo que da sentido a cualquier proyecto deportivo es la ilusión de conseguir lo que se persigue». En abril o mayo de 2019 sabremos si podrá redimirse de sus anteriores fracasos y le erigen una estatua como a Don Revie.

Creado por Maikel Tapia (@tapia_maikel)

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