Viene de la primera parte.

Las hirientes acusaciones de la prensa 

Tras la conclusión del encuentro, los periodistas locales no tuvieron piedad con el desafortunado guardameta del Sunderland. Las crónicas periodísticas del día siguiente responsabilizaron completamente a Thorpe del empate, y le acusaron de haber errado en los dos últimos tantos, que materializó Joseph Bambrick, y con los que el Chelsea consiguió la igualada final en el marcador (3-3). Ningún redactor hizo hincapié en la constante agresividad y fiereza que desempeñaron los futbolistas blues sobre el indefenso portero.

Soccer - Football League Division One - Chelsea v Birmingham

Bambrick disputa un balón ante el Birmingham. Fuente: Gettyimages

Thorpe acabó el partido repleto de hematomas, de contusiones, y con una conmoción cerebral, agravada por una profunda brecha en la cabeza, que no paraba de emanar sangre. Los periodistas no incidieron en la extrema violencia y en la rudeza exacerbada que desplegaron los jugadores del cuadro londinense, que se ensañaron con un portero que padecía diabetes tipo 1 y que mostraba unas evidentes heridas de guerra. El periódico Sunderland Football Echo incluso llegó a poner en duda las cualidades de Thorpe como portero: «El guardameta rara vez me satisface cuando tiene que actuar ante balones cruzados. Sus errores del sábado, sin embargo, tuvieron un origen totalmente distinto al descrito, y puedo afirmar que el tercer gol del Chelsea tuvo que ver con que se quedó paralizado al comprobar cómo Bambrick avanzaba a la carrera hacia él».

Traslado al hospital y deceso

Thorpe no dio ninguna importancia a sus heridas. En lugar de acudir a un hospital para que le revisaran sus contusiones y su brecha en la cabeza, el arquero prefirió regresar a su hogar, junto a su esposa, May, y a su hijo pequeño, Ronnie. Su padre, que había presenciado el encuentro desde la grada, decidió llamarle por teléfono para conocer de primera mano su estado de salud. Padre e hijo mantuvieron una lacónica conversación telefónica, en la que Thorpe le comentó que todavía se encontraba algo desorientado por culpa del puntapié que había recibido en la cabeza durante el partido. Unas horas después de conversar con su progenitor, el portero se desmayó en el interior de su domicilio. El futbolista sufrió un colapso y pasó todo el fin de semana postrado en la cama de su hogar, bajo los cuidados de su esposa. Tras no recuperar la consciencia, el lunes tres de septiembre de 1936, Thorpe fue trasladado al hospital Monkwearmouth y Southwick, en donde fue ingresado de urgencia.

Los doctores del centro sanitario comprobaron que el guardameta había entrado en un coma diabético, y que presentaba varias costillas rotas y un grave hematoma en la cabeza, cercano a la cuenca del ojo derecho. Esta lesión le había producido una severa conmoción cerebral. El equipo médico, que atendía las heridas de Thorpe, no pudo hacer nada por salvar su vida. Dos días después de ingresar en el hospital, el portero fallecía por culpa de las heridas que le habían provocado los futbolistas del Chelsea. Los sanitarios afirmaron que la causa de la muerte se debió a que la diabetes de tipo 1 que padecía, le había provocado una insuficiencia cardiovascular.

Existieron dos sucesos llamativos que rodearon a la muerte del cancerbero. El primero fue que no hubo ninguna evidencia, que certificara que el portero se seguía autosuministrando su dosis diaria de insulina. Esto, junto a las heridas causadas por los futbolistas blues, pudo ocasionar el coma diabético en el que entró el guardameta. El segundo hecho extraño, que estuvo relacionado con la muerte de Thorpe, fue que ningún integrante del personal médico del Sunderland llamó a casa del arquero para preguntar por el estado de salud de su portero titular. Sobre todo, después de observar las lesiones que recibió durante el partido.

Sus compañeros y los miembros del staff técnico del equipo inglés se enteraron de la muerte del jugador por los periódicos. Horatio Carter, capitán del Sunderland, aseguró que le afectó mucho la muerte de Thorpe. «Durante nuestro partido contra el Chelsea observé como Jimmy había sido golpeado. Recuerdo claramente que cuando salimos del estadio parecía estar bien y no se sentía mal. Sufrimos un shock terrible cuando supimos que había muerto», afirmó el delantero mackem.

Thorpe falleció a los 22 años de edad, tras permanecer 52 encuentros consecutivos defendiendo la portería de los Black Cats como guardameta titular. El futbolista es hasta el momento, el único profesional en morir en un campo de fútbol inglés, como resultado de las lesiones causadas por los jugadores del equipo contrario.

El perdón de la prensa y el entierro en Jarrow

Tras conocer el deceso del portero, los periodistas de Sunderland no dudaron en disculparse públicamente por las duras e inmerecidas críticas que vertieron sobre Thorpe. Los redactores pusieron en duda las excelentes cualidades futbolísticas del cancerbero y le acusaron de intimidarse ante la presencia imponente de Bambrick.

En la edición del 10 de febrero, el cronista del Sunderland Football Echo se retractó y pidió públicamente perdón al guardameta por haber difamado su imagen deportiva ocho días antes. «Conozco a muchos que darían lo que fuera ahora mismo por no haberse expresado en unos términos tan duros como los que empleamos, tras observar la imposibilidad de Jimmy Thorpe en atajar los dos goles de la segunda parte del partido de la semana pasada. No sabíamos que era realmente un héroe, al continuar en el terreno de juego con lo que estaba padeciendo. Tampoco yo lo sabía, y confieso ahora que habría dado lo que fuera por haberlo sabido y no haber utilizado mi pluma para redactar lo que escribí. No creo que él pudiera llegar a leerlo y, si así fue, estoy contento de no haber contribuido a entristecer sus últimos días por lo que hice, puesto que soy consciente de lo sensible que era con todo lo que tenía que ver con su trabajo», publicó el periódico del noreste de Inglaterra.

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Estadio Roker Park. Lugar en el que sucedieron los hechos. Fuente: Pinterest

Muchos ciudadanos de Jarrow, su pueblo natal, se acercaron al funeral de Thorpe para dar el último adiós a su ídolo deportivo. El portero era el referente futbolístico de muchos jóvenes de la localidad inglesa. El guardameta era un chico de origen humilde, que había logrado consagrarse como el portero titular del Sunderland, uno de los clubes del momento de la First Division inglesa. Incluso existían rumores, que relacionaban al cancerbero con la Selección de Inglaterra. Una muchedumbre de aficionados y de curiosos abarrotó las calles colindantes a la iglesia en la que se celebró el entierro del futbolista. Seis compañeros del Sunderland se encargaron de trasladar, sobre sus hombros hasta la tumba, el precario ataúd de roble en el que yacía sin vida el cuerpo de Thorpe. Durante el funeral, la policía local tuvo que intervenir para evitar cualquier tipo de incidente, tras la marabunta de personas que acudieron para expresar sus sentidas condolencias a la familia del arquero.

La época de Entreguerras fue un periodo histórico repleto de crisis económicas y sociales en la mayor parte de los estados de Europa Occidental. Es por ello, que los futbolistas no tenían unos emolumentos tan desorbitados como los que poseen los jugadores en la actualidad. La familia de Thorpe estaba pasando un momento financiero muy difícil, por lo que May, su mujer, no pudo permitirse el coste de una lápida, con la que honrar la memoria de su marido. En el año 2011, miles de aficionados del Sunderland participaron en una colecta, gracias a la cual, consiguieron obtener los fondos necesarios con los que erigir una lápida mortuoria en la tumba del portero. Además, los historiadores John Kelters y Bill Fisher intermediaron y presionaron a la Federación Inglesa de Fútbol (FA) para que esta institución futbolística ingresara el nombre del guardameta en el Salón de la Fama del fútbol inglés.

El comité de expertos y la infame sentencia   

El 17 de febrero, los dirigentes de la Federación Inglesa de Fútbol decidieron crear una comisión investigadora con sede en Londres, con la intención de esclarecer el fallecimiento de Thorpe. Este organismo actuó con una notable negligencia. El comité estaba integrado por tres consejeros de la FA, todos ellos mayores de 75 años, que desempeñaron una incompetente labor. Cada una de las decisiones que tomaron desafiaban cualquier razonamiento humano lógico.

Los miembros de la comisión llamaron a declarar a los directivos del Chelsea y del Sunderland para que dieran su versión del suceso. Sin embargo, no interpelaron a H.S. Warr, árbitro del partido, ni a Mr. Modlin, el jefe de los servicios médicos mackem. Los integrantes del comité resolvieron exonerar a los tres futbolistas blues que estaban directamente implicados en las violentas patadas que provocaron la muerte de Thorpe. La excesiva agresividad con la que actuaban todos los deportistas sobre el campo de fútbol influyó en la absolución de los jugadores del cuadro londinense. Los miembros de la FA también eximieron al colegiado de cualquier tipo de culpa sobre el dramático incidente.

Si los tres participantes de la comisión hubieran responsabilizado del fatídico desenlace al colegiado, habría salido a la luz pública la mala praxis del arbitraje inglés, y este hecho hubiera generado una gran controversia mediática en la sociedad británica. Los integrantes del comité sentenciaron que la muerte del jugador se produjo por culpa de la patología médica de Thorpe, y no por la inepta actuación del árbitro del encuentro o por la excesiva dureza que emplearon los jugadores del Chelsea hacia el guardameta.

El forense que realizó la autopsia a Thorpe observó detenidamente las lesiones que presentaba el cuerpo inerte del portero, y escribió un informe en el que instaba a la Federación Inglesa de Fútbol a obligar a los árbitros a tener un mayor control de los partidos de fútbol. El médico llegó a indicar que la extrema violencia que usaron los futbolistas «podría, en mi opinión, precipitar un ataque de coma diabético a un paciente que sufra de esta enfermedad». Sin embargo, la comisión decidió resolver que la causa de la muerte del cancerbero se debió a «un ataque de diabetes, que precipitó la insuficiencia cardiaca grave que le ocasionó la muerte». Ante esta severa advertencia del forense, los tres miembros de la FA redactaron un anexo a su resolución final: «Creemos que el árbitro fue muy laxo, y urgimos al consejo de administración de la Federación a que instruya a los colegiados para que ejerzan un estricto control sobre los jugadores y que así se eliminen futuros accidentes».

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Escudo de la Federación Inglesa de Fútbol. Fuente: página oficial de la FA

A pesar de la redacción del anexo, los integrantes de la comisión no revocaron la sentencia, por lo que responsabilizaron íntegramente al Sunderland por la muerte de su jugador. El equipo inglés fue acusado y amonestado económicamente por convocar y alinear a un futbolista que «no gozaba de buena salud». La FA dictaminó que el cuadro rojiblanco no tendría que haber permitido jugar al fútbol a Thorpe, debido a su patología médica. Toda la ciudad de Sunderland se sorprendió por la resolución. Multitud de aficionados indignados protestaron la decisión de la Federación, ya que creían que su club había sido un chivo expiatorio, con el objetivo de no remover un tema tan polémico. El castigo al conjunto mackem todavía está vigente en la actualidad y el club sigue siendo el culpable del fallecimiento de Thorpe. Ni el árbitro del partido, ni ninguno de los jugadores del Chelsea, que participaron en la muerte del guardameta, fueron suspendidos o recibieron alguna investigación posterior a la sentencia.

Los seguidores del Sunderland consideraban que era inadmisible que la comisión decretara que el conjunto inglés fuera el único culpable del funesto acontecimiento. El equipo mackem fue íntegramente incriminado y responsabilizado de la muerte de Thorpe. El guardameta había sido diagnosticado de diabetes tipo 1 hacía dos años y conocía perfectamente el proceso con el que medicarse y autosuministrarse la insulina. Es más, nunca requirió un tratamiento alternativo y personalizado por parte de los servicios médicos de su equipo, porque gozaba de buena salud. A pesar de padecer la enfermedad, Thorpe podía ejercer la práctica del fútbol, ya que seguía el tratamiento adecuado impuesto por un doctor de su confianza. Aunque no existían evidencias claras de que el cancerbero se siguiera inyectando diariamente la insulina.

La FA culpabilizó a la víctima más vulnerable. Según el informe del forense, el guardameta sufrió un coma diabético a causa de la rudeza que desempeñaron los jugadores del Chelsea. Sin embargo, el organismo futbolístico decidió inculpar al Sunderland, con la intención de clausurar el tema cuanto antes, y así no profundizar en el corazón del problema, que era la excesiva violencia que se permitía en los terrenos de juego ingleses. La sentencia no fue más que un mero encubrimiento para que el suceso no salpicara a la opinión pública británica.

La situación económica de la familia de Thorpe se agrava

El Sunderland trató de olvidar la tragedia cuanto antes. El equipo lideraba la First Division, y los jugadores de la plantilla querían levantar el trofeo de Liga, que se les había resistido el pasado año, para dedicárselo a Thorpe. La familia del portero pasaba por grandes problemas económicos, y May se enfrentaba a un futuro incierto y desolador. La esposa de Thorpe estaba desempleada y vivía, junto a su hijo Ronnie, con el sueldo de su marido. Tras la muerte del arquero buscó empleo, pero no logró que la admitieran en ningún puesto de trabajo, dada su escasa experiencia laboral y sus nimios estudios académicos.

May solicitó al club inglés algún tipo de indemnización, porque su marido había fallecido en Roker Park, el estadio del Sunderland, defendiendo la camiseta rojiblanca de los Black Cats. Los dirigentes del equipo británico hicieron oídos sordos a la petición de la mujer, y no hicieron nada para ayudarla económicamente. Los directivos del conjunto mackem alegaron que «como todavía era una muchacha joven, no tendría ningún problema en encontrar rápidamente un trabajo». May reclamó al Estado un subsidio por orfandad para su hijo Ronnie, y el gobierno obligó al club a que le abonara una compensación económica al vástago de Thorpe, hasta que éste cumpliera los 16 años de edad.

El hijo del guardameta todavía está resentido y muestra mucho rencor hacia el Sunderland y hacia la FA por como se comportaron con su familia tras el fallecimiento de su padre. «Todos echaron la culpa de su muerte a su condición diabética. Sé que la diabetes no lo ayudó, pero tampoco que le dieran esa patada en la cabeza», aseguró Ronnie Thorpe en una entrevista que concedió en el año 2006 por el 70 aniversario del deceso de su padre.

Realizado por: Eduardo Acín (periodista)

 

 

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