En su época dorada a las órdenes de Pep Guardiola, e incluso en las temporadas previas con su antecesor, Frank Rijkaard, el Fútbol Club Barcelona, entrenadores, directivos, y aficionados han presumido en numerosas ocasiones del producto procedente de La Masía.

Así era. La Masía era una fábrica de cracks que han nutrido las filas, tanto del club blaugrana como de la Selección Española. Sin embargo, desde hace algunas temporadas se ha evidenciado una crisis a la hora de que los jóvenes talentos den el salto definitivo, bien por no poseer las condiciones necesarias para ser jugador del primer equipo, o bien porque los fichajes les han cerrado la puerta.

Coutinho supone la salvación de un Bartomeu que ha invertido 160 millones de euros en el fichaje más caro de la historia del club. A esta cantidad habría que sumar lo ya invertido en Ousmane Dembélé, Paulinho, y Semedo. En total, unos 370 millones de euros que cierran la puerta a canteranos que están por dar el salto y a aquellos que ya forman parte del primer equipo, como son los casos de Deulofeu y Denis Suárez.

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Imposible no entrar en comparaciones con el eterno rival. Y es que el Real Madrid, ya sea por los èxitos de los últimos años o por haber podido sacar canteranos de nivel, no ha visto la necesidad de invertir cifras desorbitadas desde el fichaje de James Rodríguez en 2014. Esta tesitura evidencia un cambio de tornas respecto a la política de fichajes de ambos clubes, y coloca en mal a un Gerard Piqué que no dudaba en faldar de éxitos sin necesidad de realizar grandes inversiones por aquel entonces:

 

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