El irregular rendimiento del Real Madrid durante la primera vuelta de la liga 2017-2018, originó un intenso debate sobre la eficacia de la BBC y la necesidad de fichar un nuevo delantero centro. Y como solía ser habitual en cada crisis madridista, uno de los señalados era Gareth Bale, un jugador de talento contrastado pero demasiado proclive a sufrir lesiones musculares.
Nadie negaba que cuando estaba en forma, Bale era un delantero capaz de marcar diferencias, pero sus continuos altibajos, motivados por las lesiones y su carácter algo frío y reservado, motivaron que una parte de la afición la tomara con él. Y todos sabemos que cuando el Bernabeu sentencia a un jugador no es fácil revertir la situación. Sin embargo, Bale siguió trabajando con gran profesionalidad y fruto de ello, los goles comenzaron a llegar, aunque comenzaba a rumorearse que aquella sería su última temporada en el conjunto blanco y que sería traspasado para acometer la llegada de un nuevo galáctico.
El devenir de la temporada, marcado por la eliminación en Copa del Rey ante el Leganes y a los malos resultados en la liga, hizo que el Real Madrid se agarrara a la Champions como tabla de salvación. Y a base de sufrimiento y épica, el conjunto de Zidane se plantó en la final de Kiev ante el Liverpool vestido con piel de cordero. Y con el partido 1-1, llegó de nuevo ese ángel que siempre ha acompañado a Bale en las grandes citas. Al poco tiempo de entrar en el partido saliendo como reserva, Bale marcaba el 2-1 con una espectacular chilena. Aquel extraordinario tanto, celebrado por Bale con un grito de rabia y liberación, parecía un justo premio al esfuerzo del galés para vencer a su gran enemigo, las lesiones. Pero por si no fuera suficiente, también marcaría el 3-1, un gol definitivo que le convirtió en el héroe de la decimotercera. Paradójicamente, Benzema y Bale, los dos jugadores más criticados por la afición durante el transcurso de la temporada, habían sido decisivos para conquistar un nuevo título de Champions. Cosas del fútbol.
La dimisión de Zidane y el traspaso de Cristiano, significaban el inicio de un nuevo ciclo en el Real Madrid. Y en esta ocasión, Bale pasaba de ser un jugador transferible a convertirse en el heredero de Cristiano. A fin de cuentas, el galés tenía una zurda privilegiada, era un excelente rematador y tenía mucho gol. Quizás sólo necesitaba tener más libertad de movimientos y más protagonismo a la hora de finalizar las jugadas.
El inicio de temporada dejó entrever que en el sistema de Lopetegui, Bale tendría un rol mucho más importante. Al fin podía jugar en la banda izquierda formando un prometedor tridente junto a Asension y Benzema.
Con Bale rindiendo a un gran nivel y el equipo jugando un fútbol mucho más colectivo, todo parecían buenas noticias, sin embargo, el buen inicio liguero del Real Madrid fue un espejismo, y tras la grave derrota ante el Sevilla, el equipo entró en una mala dinámica de resultados que le costó la destitución de Lopetegui tras caer derrotado por 5-1 ante el Barcelona. Y muchos aficionados volvieron a situar a Bale en el disparadero, acusado de apatía y falta de liderazgo.

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Tras la llegada de Solari al banquillo del Real Madrid, el equipo blanco parece haber recobrado la confianza cosechando cuatro victorias consecutivas, aunque quizás sea pronto para poder hablar del “efecto Solari”. Lo que si resulta evidente es que el técnico argentino está contando con Bale, sabedor de lo mucho que puede aportarle al equipo.
Con Vinicius opositando al once titular gracias a su velocidad y su descaro, y en medio de la infinita rumorología de fichajes que acompaña al Madrid en cada jornada, Bale tiene ante si un importante reto, convertirse en el líder que necesita este Real Madrid. Condiciones y experiencia no le faltan, aunque es cierto que tal vez esté ante su última oportunidad.
La temporada plantea muchas incógnitas aunque el don de aparecer en los momentos decisivos es algo que se tiene o se tiene, y en esa suerte, Bale parece estar tocado por los dioses.
¿Volverá a ser decisivo en la conquista de un título? Sólo el tiempo nos dirá la respuesta.
Creado por Rafael Roldán