Brahim Abdelkader Díaz ha sido el último fichaje de un Real Madrid que continúa en plena crisis deportiva. Llega a cambio de 15 millones de euros más variables, un precio reducido y ajustado a la competencia del mercado debido a que finalizaba contrato el próximo verano. Algunos madridistas le recordarán por un gol que anotó al conjunto blanco en la pretemporada de 2017/2018.
Con 7 años, Brahim comenzó su etapa en el Málaga, donde destacó y llamó la atención de clubes más importantes. Uno de ellos fue el Barcelona, que hizo varios intentos de ficharle, llegando incluso a un acuerdo con sus padres en 2011. Sin embargo, no hubo acuerdo entre clubes.
A los 13 años se convertiría en jugador del Manchester City, entrenado por aquel entonces por Manuel Pellegrini, un viejo conocido del club andaluz, lo que facilitó su llegada. Debutaría como profesional el 21 de septiembre de 2016, con 17 años y 49 días, y en la Champions League el 21 de noviembre del año siguiente.

Brahim podría definirse como un futbolista vertical. Destaca por conducir siempre buscando la portería rival y por su gran manejo de ambas piernas. Habilidad, descaro, juventud, y ganas de trabajar para seguir creciendo como futbolista. Todo ello hace del español un gran fichaje de cara al futuro.
Llega en un momento delicado para el club. Los resultados y el juego están siendo decepcionantes y la reducida asistencia al Santiago Bernabéu lo evidencia, al menos en el campeonato liguero. Esta situación puede plantearse como una oportunidad para los jóvenes, como es el caso de Vinicius, el más destacado en la derrota frente a la Real Sociedad.

Su debut con la camiseta del Real Madrid podría producirse frente al Alavés en Copa del Rey debido a la plaga de lesiones de las que está siendo víctima el club blanco en las últimas fechas. Será un más que cuestionado Solari el que decida y el que se podría estar jugando el puesto en los próximos encuentros.