Antes de poder contestar a esta pregunta, hay que responder a otra. ¿De verdad un entrenador influye tanto en un equipo? La respuesta es rotunda, SÍ. Y cuando hablo del entrenador, hablo de todo el cuerpo técnico, tanto ayudantes, preparadores físicos y por supuesto psicológos.
Sólo así se puede entender el cambio tan radical de Luciano Vietto. El argentino es ese tipo de jugador que depende del estilo de juego del equipo. Con Marcelino ya rindió a gran nivel en el Villarreal, llegando a la veintena de goles. No es casualidad que, al llegar al Valencia, con el mismo entrenador, tarde tan poco en adaptarse y sentirse como pez en el agua. Aunque diferentes compañeros, es el mismo entrenador y con las mismas ideas. Tanto su Villarreal como su actual Valencia, juegan a una velocidad de vértigo. Por lo tanto, no necesita asimilar muchas ideas, pues ya las tiene de su anterior etapa con Marcelino.
Mientras en el Atlético se ahogaba, debido al estilo de Simeone, en su primer partido con el Valencia se le vio muy cómodo. Simeone posee un estilo que consiste en cerrarse atrás, achicar espacios y dominar únicamente la contra esperando el error rival. Y ahí, jugadores como Vietto, se pierden, pues no están hechos SÓLO para defender. Y pongo sólo en mayúsculas, porque es un jugador generoso en el esfuerzo, pero que necesita contacto con el balón. Lo mismo le ocurre a Koke, ahogado en esa banda izquierda, cuando es un jugador tremendamente talentoso.
Por el contrario, los equipos de Marcelino dominan todos los aspectos del juego. Si bien es cierto que su principal virtud es la misma que los equipos de Simeone, aprovechar el error rival, hay una clara diferencia entre ambos. Marcelino no espera el error rival, lo busca. Y lo hace en campo contrario, casi en área rival, con una altísima presión. Y ahí es clave Luciano Vietto con su velocidad, pues es muy rápido en espacios cortos y una vez ha robado tiene pocos metros por recorrer.
A parte de esto, el Valencia de Marcelino es capaz de dominar un partido, y crear y buscar espacios a través de la pelota.
Y ahí también es clave el argentino, pues posee una técnica exquisita y se asocia a la perfección buscando la espalda de los ejes rivales como se puede observar en la foto de la derecha.
Y no sólo con eso, también es capaz bajar a medio campo a crear juego si el equipo lo necesita para crear superioridad, y domina la parte más importante del fútbol, la variable espacio-tiempo. Es capaz de ver el espacio libre, de ir al espacio libre, de ralentizar su movimiento esperando a que la línea defensiva rival retroceda y entonces, aparecer por sorpresa. Y a pesar de su estatura no se achica, y es capaz de jugar 1×1 sin balón y de fijar centrales para que sus compañeros tengan libertad de movimiento. Y es capaz de definir de cualquiera de las maneras, como demuestra su partido ante Las Palmas, donde sus goles fueron llegando desde atrás, yendo al espacio y definiendo con el exterior y marcando desde el medio del campo.
Aquí lo podemos ver como después de ir a buscar la espalda del eje y de haber decidido el lado de juego, va a buscar el espacio que le permite Zaza, ya que observamos que el italiano tiene pendientes hasta a 3 hombres.
Esto último nos demuestra que es un jugador que, además de ofrecer todo eso, no para de buscar portería, algo que se le pide a cualquier delantero.
Para mí, sin duda alguna, estamos ante un jugador completísimo. Uno de los mejores jugadores de la liga aunque sus números en el Atlético no lo demostrasen. Un jugador a seguir en lo que queda de temporada.
Ninguna sorpresa, sino más bien, pura realidad. Apunten su nombre (otra vez).
Pablo Gaspar (@pgasparlasanta)